La vida del rey emérito provoca en sus contemporáneos los más antagónicos juicios. Se trata de una vida discordante. Una vida repleta de contrastes: Momentos trágicos, sacrificados, esperpénticos, enloquecidos, magnánimos, divertidos, funestos y osados. En este sentido, podemos imaginar que si Shakespeare hubiera vivido en nuestros días la historia de Juan Carlos I quizás le hubiera seducido en mayor medida que los diversos reyes que inspiraron sus formidables relatos. Joglars se dispone a montar una obra en esta línea poliédrica. Entre lo humorístico y lo trágico, el Rey emérito rememora los momentos y las situaciones que a lo largo de los años le han llevado al exilio y la soledad.